Día 6 – Madrugón recompensado

El diario de Maryam: 'Lo que no tengo a quien contar'

2 de septiembre de 2019

Día 6 - Madrugón recompensado

Nos levantamos a las 4 de la mañana para poder coger el avión de las 6 para Datong, tirando de nuestros cuerpos como pudimos porque estábamos matadas, aunque también locas por salir del hotel horribilis. Cogimos un autobús del aeropuerto al centro, que nos dejo sabe dios donde, pero nos dio la oportunidad de ver unos bailes típicos en un parque que encontramos por el camino.

Nuestro hotel, una casita típica de la zona, con habitaciones tipo chino muy limpias, estaba dentro de la muralla en la ciudad antigua, preciosa llena de templos y murales; muy tranquila y con una leve música de fondo que incita a la calma. De ahí nos fuimos también en autobús, 15 km menos de un euro las dos, a visitar las cuevas de Yungang, la Petra China, excavadas en las colinas con más de 50 mil estatuas budistas. Es realmente una joya, nos ha sorprendido muchísimo más que la muralla; los budas enormes con la mano de paz encandilan a cualquiera. Además el lugar es un remanso de paz entre árboles.

A eso de las 18, sin casi comida en el cuerpo y con el cansancio acumulado de la madrugada, comenzamos la búsqueda de algo de alimento. Definitivamente, pese a haber empezado con fuerza en este viaje, este sabor oriental medio dulce no nos acaba de convencer, diga lo que diga quien sea: A NOSOTRAS NO NOS GUSTA LA COMIDA CHINA. Tras mucho buscar encontramos un café en el que saboreamos unas ricas gambas al buñuelo, calamares, ensalada y un plato de frutas.

Y a la cama a recuperar porque mañana nos toca tren a XIAN.

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