La habitación del EGO
23 de febrero de 2013Protegemos nuestro corazón con una armadura compuesta por viejos hábitos de alejar el dolor.
Cuando empezamos a inspirar el dolor en lugar de rechazarlo, empezamos a abrir nuestro corazón a lo indeseado. Y cuando nos relacionamos de esta manera con los aspectos no deseados de nuestra vida, la habitación asfixiante del ego empieza a ventilarse.
Asimismo, cuando abrimos nuestros corazones cerrados y dejamos ir las cosas buenas -las irradiamos, las compartimos con los demás- esto también invierte la lógica del ego, es decir invierta la lógica del sufrimiento.
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