Nunca se pierde nada que sea real

25 de octubre de 2014

Nunca se pierde nada que sea real. Sólo se pierden los sueños acerca de «cómo iba a ser la vida». Se pierden los sueños que se tuvieron ayer sobre el mañana. Se pierden las imaginaciones acerca del hoy. Sólo que no lo sabías. No pudiste haberlo sabido. El sanar siempre implica coraje para soltar las […]

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Ensayo de Viktor Frankl

29 de septiembre de 2014

Ensayo de Viktor Frankl

Daniel Hodara

ESTO TE LLEVARA 3 MINUTOS LEER Y TE SERVIRA PARA TODA LA VIDA

Este es un ensayo de Viktor Frankl, neurólogo, psiquiatra, sobreviviente del holocausto y el fundador de la disciplina; que conocemos hoy como Logoterapia.

No eres Tú, soy Yo…
¿Quién te hace sufrir? ¿Quién te rompe el corazón? ¿Quién te lastima? ¿Quién te roba la felicidad o te quita la tranquilidad? ¿Quién controla tu vida?…
¿Tus padres? ¿Tu pareja? ¿Un antiguo amor? ¿Tu suegra? ¿Tu jefe?…

Podrías armar toda una lista de sospechosos o culpables. Probablemente sea lo más fácil. De hecho sólo es cuestión de pensar un poco e ir nombrando a todas aquellas personas que no te han dado lo que te mereces, te han tratado mal o simplemente se han ido de tu vida, dejándote un profundo dolor que hasta el día de hoy no entiendes.

Pero ¿sabes? No necesitas buscar nombres. La respuesta es más sencilla de lo que parece, y es que nadie te hace sufrir, te rompe el corazón, te daña o te quita la paz. Nadie tiene la capacidad al menos que tú le permitas, le abras la puerta y le entregues el control de tu vida.

Llegar a pensar con ese nivel de conciencia puede ser un gran reto, pero no es tan complicado como parece. Se vuelve mucho más sencillo cuando comprendemos que lo que está en juego es nuestra propia felicidad. Y definitivamente el peor lugar para colocarla es en la mente del otro, en sus pensamientos, comentarios o decisiones.

Cada día estoy más convencido de que el hombre sufre no por lo que le pasa, sino por lo que interpreta. Muchas veces sufrimos por tratar de darle respuesta a preguntas que taladran nuestra mente como: ¿Por qué no me llamó? ¿No piensa buscarme? ¿Por qué no me dijo lo que yo quería escuchar? ¿Por qué hizo lo que más me molesta? ¿Por qué se me quedó viendo feo? y muchas otras que por razones de espacio voy a omitir.

No se sufre por la acción de la otra persona, sino por lo que sentimos, pensamos e interpretamos de lo que hizo, por consecuencia directa de haberle dado el control a alguien ajeno a nosotros.

Si lo quisieras ver de forma más gráfica, es como si nos estuviéramos haciendo vudú voluntariamente, clavándonos las agujas cada vez que un tercero hace o deja de hacer algo que nos incomoda. Lo más curioso e injusto del asunto es que la gran mayoría de las personas que nos “lastimaron”, siguen sus vidas como si nada hubiera pasado; algunas inclusive ni se llegan a enterar de todo el teatro que estás viviendo en tu mente.

Un claro ejemplo de la enorme dependencia que podemos llegar a tener con otra persona es cuando hace algunos años alguien me dijo:

“Necesito que Enrique me diga que me quiere aunque yo sepa que es mentira. Sólo quiero escucharlo de su boca y que me visite de vez en cuando aunque yo sé que tiene otra familia; te lo prometo que ya con eso puedo ser feliz y me conformo, pero si no lo hace… siento que me muero”.

¡Wow! Yo me quedé de a cuatro ¿Realmente ésa será la auténtica felicidad? ¿No será un martirio constante que alguien se la pase decidiendo nuestro estado de ánimo y bienestar? Querer obligar a otra persona a sentir lo que no siente… ¿no será un calvario voluntario para nosotros?

No podemos pasarnos la vida cediendo el poder a alguien más, porque terminamos dependiendo de elecciones de otros, convertidos en marionetas de sus pensamientos y acciones.

Las frases que normalmente se dicen los enamorados como: “Mi amor, me haces tan feliz”, “Sin ti me muero”, “No puedo pasar la vida sin ti”, son completamente irreales y falsas. No porque esté en contra del amor, al contrario, me considero una persona bastante apasionada y romántica, sino porque realmente ninguna otra persona (hasta donde yo tengo entendido) tiene la capacidad de entrar en tu mente, modificar tus procesos bioquímicos y hacerte feliz o hacer que tu corazón deje de latir.

Definitivamente nadie puede decidir por nosotros. Nadie puede obligarnos a sentir o a hacer algo que no queremos, tenemos que vivir en libertad. No podemos estar donde no nos necesiten ni donde no quieran nuestra compañía. No podemos entregar el control de nuestra existencia, para que otros escriban nuestra historia. Tal vez tampoco podamos controlar lo que pasa, pero sí decidir cómo reaccionar e interpretar aquello que nos sucede.

La siguiente vez que pienses que alguien te lastima, te hace sufrir o controla tu vida, recuerda: No es él, no es ella… ERES TÚ quien lo permite y está en tus manos volver a recuperar el control.

“Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: La última de las libertades humanas-la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino- para decidir su propio camino”.

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Lo que he aprendido en la vida – Paulo Coelho

20 de julio de 2014

Lo que he aprendido en la vida

He aprendido que no puedo hacer que alguien me ame; solo convertirme en alguien a quien se pueda amar, el resto ya depende de los otros.

He aprendido que por mucho que me preocupe por los demás, muchos de ellos no se preocuparán por mí.

He aprendido que puede requerir años para construir la confianza y únicamente segundos para destruirla.

He aprendido que lo que verdaderamente cuenta en la vida, no son las cosas que tengo alrededor sino las personas que tengo alrededor.

He aprendido que lo más importante no es lo que me sucede sino cómo lo interpreto y lo que hago al respecto.

He aprendido que hay cosas que puedo hacer en un instante que ocasionan dolor durante toda la vida.

He aprendido que es importante practicar para convertirme en la persona que yo quiero ser.

He aprendido que es muchísimo más fácil reaccionar que pensar, y más satisfactorio pensar que reaccionar.

He aprendido que siempre debo despedirme de las personas que amo con palabras amorosas; podría ser la última vez que los veo.

He aprendido que puedo llegar mucho más lejos de lo que imaginé posible.

He aprendido que soy responsable de lo que hago, cualquiera que sea el sentimiento que tenga.

He aprendido que o controlo mis actitudes o ellas me controlarán a mí.

He aprendido que aprender a perdonar requiere mucha práctica.

He aprendido que por bueno que sea el buen amigo, tarde o temprano me voy a sentir lastimado por él y debo saber perdonarlo por ello.

He aprendido que no siempre es suficiente ser perdonado por los otros; a veces tengo que perdonarme a mí mismo.

He aprendido que por más apasionada que sea una relación en un principio, la pasión se desvanece y algo más debe tomar su lugar.

He aprendido que con los amigos podemos hacer cualquier cosa, o no hacer nada, y tener el mejor de los momentos.

He aprendido que simplemente porque alguien no me ama de la manera que yo quisiera, no significa que no me ama a su manera.

He aprendido que la madurez tiene más que ver con las experiencia que he tenido y aquello que he aprendido de ellas, que con el número de años cumplidos.

He aprendido que la verdadera amistad y el verdadero amor continúan creciendo a pesar de las distancias.

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Un Humanismo Planetario para Nuestro Siglo de Edgar Morin

8 de junio de 2014

Es necesario plantear un “humanismo planetario” que propugne por la protección y promoción integral e integradora del ser humano en su conjunto así como el de su entorno; que haga posible un desarrollo, social, personal y de la especie sostenido, es decir, un desarrollo que dé solución a las necesidades de los seres humanos que hoy viven en el planeta y que por ello no comprometa la solución de los problemas de las generaciones que vendrán, por el contrario, que potencie y facilite las soluciones a los problemas que se puedan presentar a las generaciones futuras.

Un “humanismo planetario” que permita el desarrollo pluridimensional del ser humano. Considerado éste desde la dimensión física, la dimensión biológica que incluye la dimensión ecológica, la dimensión psíquica, la dimensión social que conlleva la dimensión cultural y la dimensión trascendente, como impulso permanente a la superación humana incluida la longevidad así como la superación de la vida misma del ser humano.

De ahí, que es necesario re-crear la Utopía, re-plantear el sueño, que no por ser sueño no es real y que no por ser sueño deja de jalonar el futuro. La realidad es una construcción en la cual la fantasía y la imaginación, que se construyen en interretrorrelación con lo externo, juegan un papel esencial en el proyecto y concreción de la vida de los hombres.

Hoy  se hace necesario redefinir un proyecto social que retome los logros de las visiones “utópicas” y “científicas” de las sociedades del pasado pero actualizándolas a la altura de los logros de las ciencias de hoy, en donde entendemos la ciencia como una construcción social permanente en la que los intereses sociales se manifiestan y en este caso se deben manifestar los intereses de la mayoría de la especie; que integre los intereses de la persona humana y la sociedad, que respete y promueva la vida del ecosistema en su conjunto.     

Hoy, si queremos salvar la humanidad, es necesario refutar el neoliberalismo y por consiguiente evitar la catástrofe que cada día se profundiza y se radicaliza más, por eso se hace necesario crear a contracorriente una nueva visión de la sociedad, un humanismo planetario, que rescate al hombre en su pluri-dimensionalidad e integralidad, que haga ver a cada uno de los seres humanos que el fundamento de su vida no es el egoísmo y el solipsismo sino el compartir, que el fundamento de la existencia está en la co-existencia y que el fundamento de su vivir está en el con-vivir.

Hoy, en el humanismo planetario, debemos  recuperar el sentido del amor. Debemos redefinir la vida de nuestra sociedad en función de la complejidad de este concepto, concepto que a pesar de haber sido tan denostado y despreciado, resume de una forma más real, dinámica y compleja el origen, el fundamento y la finalidad del hombre. Que lleva a la persona humana a reconocer, respetar y promover al Otro y mediante este proceso a encontrarse, realizarse y darle sentido a su existencia a través del Otro.

Hoy, es necesario un humanismo planetario que sirva como base y a su vez promueva el consenso sobre un nuevo tipo de sociedad más humana, en la cual las relaciones humanas se naturalicen y la naturaleza humana se socialice.

Pero para esto se hace ineludible que se promueva una nueva educación en la que el educador se eduque, ya que la sola repartición de las riquezas sociales, sirve para propiciar las condiciones de una sociedad mejor pero no para realizarla, de ahí que la redistribución de la riqueza sea “condición necesaria pero no suficiente”, para esto se hace ineludible la educación de la persona humana. Una educación que se fundamente en una visión ética que parta del hombre y vuelva al hombre, en su ámbito personal, social y de especie, que vea al hombre como principio, camino y fin del proceso.

El Humanismo salvaguardará el destino humano de todas estas catástrofes.

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Ladrones de tu energía

8 de junio de 2014

  1. Deja ir a personas que sólo llegan para compartir quejas, problemas, historias desastrosas, miedo y juicio de los demás. Si alguien busca un bote para echar su basura, procura que no sea en tu mente.
  2. Paga tus cuentas a tiempo. Al mismo tiempo cobra a quién te debe o elige dejarlo ir, si ya es imposible cobrarle.
  3. Cumple tus promesas. Si no has cumplido, pregúntate por qué tienes resistencia. Siempre tienes derecho a cambiar de opinión, a disculparte, a compensar, a re-negociar y a ofrecer otra alternativa hacia una promesa no cumplida; aunque no como costumbre. La forma más fácil de evitar el no cumplir con algo que no quieres hacer, es decir NO desde el principio.
  4. Elimina en lo posible y delega aquellas tareas que no prefieres hacer y dedica tu tiempo a hacer las que sí disfrutas.
  5. Date permiso para descansar si estás en un momento que lo necesitas y date permiso para actuar si estás en un momento de oportunidad.
  6. Tira, levanta y organiza, nada te toma más energía que un espacio desordenado y lleno de cosas del pasado que ya no necesitas.
  7. Da prioridad a tu salud, sin la maquinaria de tu cuerpo trabajando al máximo, no puedes hacer mucho. Tómate algunos descansos.
  8. Enfrenta las situaciones tóxicas que estás tolerando, desde rescatar a un amigo o a un familiar, hasta tolerar acciones negativas de una pareja o un grupo; toma la acción necesaria.
  9. Acepta. No es resignación, pero nada te hace perder más energía que el resistir y pelear contra una situación que no puedes cambiar.
  10. Perdona, deja ir una situación que te esté causando dolor, siempre puedes elegir dejar el dolor del recuerdo.

Dalai Lama.

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Briefe an einen jungen Dichter

23 de febrero de 2014

El libro se publicó por primera vez en 1929 en Leipzig, con el título Briefe an einen jungen Dichter, diez cartas escritas entre 1903 y 1908 a un poeta desconocido: Franz Xaver Kappus.

El mismo Franz presenta la colección de cartas con unas palabras que encuentro muy apropiadas: “cuando un príncipe va a tomar la palabra, los demás debemos guardar silencio”. Dejo algunos párrafos del libro a continuación:

La mayor parte de los acontecimientos son indecibles y tienen lugar en un ámbito en el que jamás ha penetrado palabra alguna.

Intente expresar, como si fuera usted el primer hombre, lo que ve, lo que ama, lo que vive y lo que pierde.

Las obras de arte son de una soledad infinita, y nada es tan poco apropiado para abordarlas como la crítica; sólo el amor puede comprenderlas, tratarlas, y ser justo con ellas.

Verdaderamente, el sentimiento artístico está tan increíblemente cerca de lo sexual, de su dolor y su placer, que ambos fenómenos no son sino formas diversas de una idéntica ansia y ventura.

El sexo es difícil, sí, pero todo lo que nos ha sido encomendado es difícil. Casi todo lo serio es difícil, y todo es serio.

Por eso, querido señor, ame su soledad, soporte el dolor que le ocasiona, y que el sonido de su queja sea bello. Pues los que están cerca de usted, dice, están lejos, y se hace un espacio alrededor de usted. Si lo que está cerca de usted, está lejos, entonces su ámbito ya linda con las estrellas y es casi infinito.

Sólo una cosa es necesaria: la soledad. La gran soledad interior. Ir hacia sí mismo y no encontrar a nadie durante horas, eso es lo que hay que lograr.

También es bueno amar, porque el amor es difícil. El amor de un ser humano por otro, es posiblemente la prueba más difícil para cada uno de nosotros. Es el más alto testimonio de nosotros mismos, la prueba suprema para la cual, todo lo demás no son sino preparativos.

Para aquellos a quienes el injusto llamado de las letras nos ha tocado, Rilke nos ofrece estas palabras como consejo y consuelo. El poeta muere para nacer en el poeta que lo lee.

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Un deseo

12 de agosto de 2013

Te deseo primero que ames, y que amando, también seas amado. Y que, de no ser así, seas breve en olvidar y que después de olvidar, no guardes rencores. Deseo, pues, que no sea así, pero que si es, sepas ser sin desesperar.

Te deseo también que tengas amigos, y que, incluso malos e inconsecuentes, sean valientes y fieles, y que por lo menos haya uno en quien puedas confiar sin dudar. Y porque la vida es así, te deseo también que tengas enemigos. Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que, algunas veces, te cuestiones tus propias certezas. Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo, para que no te sientas demasiado seguro.

Te deseo además que seas útil, mas no insustituible. Y que en los momentos malos, cuando no quede más nada, esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie. Igualmente, te deseo que seas tolerante, no con los que se equivocan poco, porque eso es fácil, sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente, y que haciendo buen uso de esa tolerancia, sirvas de ejemplo a otros.

Te deseo que siendo joven no madures demasiado deprisa, y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer, y que siendo viejo no te dediques al desespero. Porque cada edad tiene su placer y su dolor y es necesario dejar que influyan en nosotros.

Te deseo de paso que estés triste, no todo el año, sino apenas un día. Pero que en ese día descubras que la risa diaria es buena, que la risa habitual es sosa y la risa constante es malsana.

Te deseo que descubras, con urgencia máxima, por encima y a pesar de todo, que existen, y que te rodean, seres oprimidos, tratados con injusticia y personas infelices.

Te deseo que acaricies un gato, alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero erguir triunfante su canto matinal, porque de esta manera, te sentirás bien por nada.

Deseo también que plantes una semilla, por más minúscula que sea, y la acompañes en su crecimiento, para que descubras de cuántas vidas está hecho un árbol.

Te deseo, además, que tengas dinero, porque es necesario ser práctico. Y que por lo menos una vez por año pongas algo de ese dinero frente a ti y digas: «Esto es mío», sólo para que quede claro quién es el dueño de quien.

Te deseo también que ninguno de tus afectos muera, pero que si muere alguno, puedas llorar sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.

Te deseo por fin que, siendo hombre, tengas una buena mujer, y que siendo mujer, tengas un buen hombre, mañana y al día siguiente, y que cuando estén exhaustos y sonrientes, hablen sobre amor para recomenzar.

Si todas estas cosas llegaran a pasar, no tengo más nada que desearte.

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Cerrando círculos por Paulo Coelho

9 de febrero de 2013

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

¿Terminó tu trabajo?, ¿Se acabó tu relación?, ¿Ya no vives más en esa casa?, ¿Debes irte de viaje?, ¿La relación se acabó? Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente “revolcándote” en los porqués, en devolver el casete y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste ya a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos porqué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!

Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.

Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación.

Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente…

El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú… Suelta el resentimiento. El prender “tu televisor personal” para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte letalmente, envenenarte y amargarte.

La vida está para adelante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando “puertas abiertas”, por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción. ¿Noviazgos o amistades que no clausuran?, ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?), ¿Necesidad de aclaraciones?, ¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.

Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo. Ni tú serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. Es salud mental, amor por ti mismo, desprender lo que ya no está en tu vida.

Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo. Nada es vital para vivir porque cuando tú viniste a este mundo, llegaste sin ese adhesivo. Por lo tanto, es costumbre vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir.

Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr, porque te repito: nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad. Pero cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacúdete, suéltate.

Hay muchas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad. ¡Esa es la vida!

Por Paulo Coelho – Novelista Brasilero

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Artículo de Ángeles Caso

9 de febrero de 2013

He leído este artículo y me siento totalmente identificada. Por eso quiero compartirlo con todos los que nos seguís en la Federación Autismo Madrid.

Artículo publicado en La Vanguardia, escrito por la periodista Ángeles Caso .

“Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, por suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sanos que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio. Será, quizá, porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación –al menos la sensación– de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.

Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera. Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.

Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.

Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.

También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada o todo”.

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Discurso de despedida del Presidente de la Coca Cola (muy corto y excelente)

23 de enero de 2013

El discurso más corto… por Bryan Dyson, lo dijo al dejar el cargo de Presidente de Coca Cola.

Imagina la vida como un juego en el que estás malabareando cinco pelotas en el aire.

Estas son:  Tu Trabajo, Tu Familia,  Tu Salud,  Tus Amigos y Tu Vida Espiritual; y tú las mantienes todas éstas en el aire.

Pronto te darás cuenta que el Trabajo es como una pelota de goma. Si la dejas caer, rebotará y regresará. Pero las otras cuatro pelotas: Familia, Salud, Amigos y Espíritu son frágiles, como de cristal. Si dejas caer una de estas, irrevocablemente saldrá astillada, marcada, mellada, dañada e incluso rota. Nunca volverá a ser lo mismo.

Debes entender esto: apreciar y esforzarte por conseguir y cuidar lo más valioso. Trabaja eficientemente en el horario regular de oficina y deja el trabajo a tiempo. Dale el tiempo requerido a tu familia y a tus amigos. Haz ejercicio, come y descansa adecuadamente. Y sobre todo… crece en vida interior, en lo espiritual, que es lo más trascendental, porque es eterno. Shakespeare decía: Siempre me siento feliz, ¿sabes por qué? Porque no espero nada de nadie, esperar siempre duele.

Los problemas no son eternos, siempre tienen solución. Lo único que no se resuelve es la muerte. La vida es corta, ¡por eso, ámala! Vive intensamente y recuerda: Antes de hablar… ¡Escucha! Antes de escribir… ¡Piensa! Antes de criticar… ¡Examínate! Antes de herir… ¡Siente! Antes de orar… ¡Perdona! Antes de gastar… ¡Gana! Antes de rendirte… ¡Intenta! ANTES DE MORIR… ¡VIVE!

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