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Los rituales celebran la vida |
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Boletín 91 - 05 de Abril del 2018 |
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“Vivir consiste en conjugar día tras día el verbo vivir”.
López Petit.
Los rituales constituyen una regeneración permanente con los que podemos convertir nuestra vida en un disfrute y una celebración constante. La llenamos de decorados en el momento que comenzamos a hacer cada acto cotidiano con esmero, cuidado y lentitud tratando de atrapar cada instante, apreciando cada momento y abriéndonos a su esplendor.
Vivir reverenciando, alabando, venerando, solemnizando la existencia como si fuera una fiesta permanente, es un deleite a al alcance de todos. Cada uno de nosotros ha de buscar su forma de conmemorar su propio festejo personal, entonces nada en nuestra existencia transcurrirá en vano. Esta manera de discurrir nos llevará a deslizarnos por la vida, sin atascarnos, sin sufrimiento, aplaudiendo la existencia, siendo un sol, que da luz y calor, reconociendo la chispa que hay en nosotros.
A menudo, experimentamos situaciones bonitas y alegres. ¿Cuántas de estas celebramos? ¿Cuándo fue la última vez que hicimos algún ritual para homenajear algún acontecimiento? No se trata de buscar el cómo, sólo de tomar la decisión de festejar, entonces atraerás sin apenas darte cuenta, no te rindas, goza y deléitate.
Hace años aprendí una de las formas más sugerentes de elogiar y agradecer la existencia se llama “KOLAM”: cada mañana cuando sale el sol, las mujeres del sur de la India hacen un ritual muy especial, barren su entrada y luego dedican un tiempo a elaborar con gran destreza, coordinación y concentración, utilizando exclusivamente agua y harina de arroz, un dibujo o figura geométrica (Kolam) con el que cada día decoran su entrada, para dar la bienvenida y desear prosperidad a todos los que entran y salen de su hogar. El Kolam atrae nuevas energías y buena vibración para la familia. Además, con la harina de arroz dan de comer a los pájaros e impiden la entrada a las hormigas que detestan el olor de la cal.
En todo podría haber rituales especiales, siempre y cuando estemos compenetrados con la prosperidad, no con la carencia. En estado de abundancia sentimos que tenemos todo lo que queremos, en la carencia, en cambio, vivimos constantemente en la falta. Ambos estados son una cuestión de actitud, de creencias y decisiones personales. Por tanto, me atrevo a decir que celebrar la vida es una actitud.
“La abundancia no se adquiere, se sintoniza”. Wayne Dyer.
TAREAS:
Cuando uno se levanta y agradece el día con la sencillez de alumbrar una pequeña vela, ya está viviendo con mimo, por eso sugiero. ¿Cuál quieres que sea tu propio Kolam?
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