Día 3 – Rumbo a Pekín (en cantones) Beijing (en mandarín)
El diario de Maryam: 'Lo que no tengo a quien contar'
2 de septiembre de 2019Después de desayunar, decidimos adentrarnos caminando a la zona esté de la calle Nanjing, bastante más comercial y popular, con ánimo de visitar el famoso mercado de las seda… Llegamos a un lugar con mucha seda, pero que no era el famoso mercado… Luego nos fuimos en el maravilloso y bien señalizado metro al aeropuerto. El avión salía a las 17, llegamos a las 15 y nos dicen que nuestro vuelo está cancelado por inclemencias meteorológicas, nos mandan a una ventanilla, de esa a otra, todo casi en chino, y de esa a una tercera, donde cogen el teléfono todos enfadados, gritan, nos miran, vuelven a hablar en chino y nos dan dos tarjetas de embarque para el avión de las 15, en clase Premium, eran las 15:15, sin decir nada salimos corriendo a la puerta, el vuelo se había retrasado una hora, así que llegamos estupendamente.
Al llegar, llovía a cántaros, con lo que tuvimos que coger un taxi a la ciudad. Nuestro hotel estaba en uno de los antiguos Hutongs, los estrechos y antiguos callejones del casco antiguo de Pekin. La verdad es que la zona, muy auténtica, era un tanto de alto impacto y el hotel también; Pekín es una ciudad de contrastes en constante evolución en la que es muy común encontrar grandes rascacielos al lado de casas tradicionales. Está superpoblada, con más de 21 millones de habitantes y con mucha contaminación.
Entre puerta roja y puerta roja, llenas de farolillos, no nos toco otra que cenar por la zona un poco de aquella manera. Eso si como el día anterior no logramos llevarnos más de un gramo de arroz con el palillo, esta vez nos fuimos con nuestro tenedor atómico y al menos pudimos cenar.
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