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Te deseo unas navidades PRESENTES repletas de AMOR y valentía
El pasado es un prólogo
Boletín 36 - 3 de diciembre del 2012
“No des vueltas al pasado, pues no lo puedes cambiar, que no te agobie el futuro, pues no sabes si llegará, disfruta del presente, no lo dejes escapar, porque cuando se vaya, jamás volverá”.

En este boletín quiero hablar del pasado, pues a menudo me encuentro personas que andan por la vida con una mochila acuestas que les pesa tanto que apenas pueden caminar por este mundo, re-ilusionarse, enamorase, vivir el aquí y el ahora…
Maryam Varela

Sin embargo, siempre que he intentando ayudar a una de estas personas, me he dado cuenta que se resisten a aligerar su carga, que las creencias de su inconsciente son tan fuertes que les impiden hacer frente a su presente, que su miedo al dolor es tan grande que no les deja ver el mañana y “Yo te digo que el pasado es un cubo de ceniza, te digo que el ayer es un viento que pasó, un sol que se puso por el oeste. Te digo que en el mundo no hay nada más; que un océano de mañanas, un cielo de mañanas...”

Según como yo lo veo, el pasado es un rastro que te muestra donde has estado, que te enseña sobre ti… ya luego es tu decisión elegir como te lo tomas y como lo manejas: puedes ser esclavo de tu pasado y de los automatismos que has creado a lo largo del tiempo o rico por tu pasado por la enorme experiencia y aprendizaje que te ha dado para seguir este camino. Lo que es un hecho cierto es que el pasado ya pasó, lo que ya pasó no se puede cambiar, no se puede marchar hacia atrás. Si decides quedarte ahí te apegas a la mente, te limitas y sufres.

Por eso a mi, me gusta ver el pasado como un prólogo en el que se han combatido quizás grandes batallas, del que tenemos buenos, malos y/o terribles recuerdos, gracias a los cuales ahora estás en el presente, tienes ante ti, aún muchas hojas en blanco por escribir e infinitas posibilidades para rellenarlas. La vida no está determinada, tú eres libre de intervenir en ella, construirte a ti mismo, inventarte de nuevo, pese a esa carga. La clave a partir de ahí es mostrarse flexible, estar preparado para quitarte todas esas creencias que te están engañando, ocultándote, impidiendo vivir, disfrutar y sentir, necesitas dejar de lado esas justificaciones tan razonadas que hasta ahora te han venido muy bien como excusa para proteger tu dolor, pero quizás ahora, que comienza un nuevo año, podrías empezar a hacerles frente para poder vivir un presente fascinante.

¿Cómo afrontarlo? Creo que la clave está en no temer el dolor, en no huir de él, porque cuando por miedo nos intentamos escapar del dolor, éste crece. Es mucho más sano, y emocionalmente más inteligente, acercarse al dolor, plantarle cara, si te acercas a él disminuye y se vuelve menos intimidante. ¿Cómo explicártelo? Quizás este ejemplo te ayude a verlo: a veces una pareja llega a descubrir la intensa conexión que da la verdadera entrega, en ese momento se comienza a sentir la posibilidad de la pérdida de ese bienestar y aparece el miedo, que se representa en dos miedos: el miedo al abandono y el miedo a la invasión. Cuando uno de ellos o los dos han sentido en el pasado el abandono, sienten tan hondo el miedo a sufrir de nuevo que en estas circunstancias, pese a la magia del amor, prefieren abandonar antes que sentir dolor [...] lo sano sería plantar cara a ese miedo, imaginarse lo peor que podría ocurrir, y seguir caminando hacia delante, entonces el amor seguiría floreciendo y el miedo se iría haciendo pequeño. Entonces, el pasado se quedaría atrás y el presente brillaría con su luz.

Navidad 2013

Creo que este cuento es muy ilustrativo:

“Dicen que al inicio de los tiempos sólo existían dos emociones, el amor y el miedo, que vivían en un maravilloso oasis donde tenían todo lo que necesitaban. Solían estar juntos, y Miedo se encontraba muy bien cuando estaba con Amor. Amor siempre quería expandirse, salir del oasis e ir más allá, conocer nuevas tierras; en cambio Miedo, ante esa idea, solía decir que mejor sería quedarse allí donde no les faltara de nada, y que fuera del oasis, seguro que había lugares y seres peligrosos que nada bueno les podían deparar.

Un día Amor decidió que se marcharía de aquel oasis, aunque fuera sin la compañía de Miedo, y así lo hizo. Miedo se quedó solo. No le gustaba la idea de que Amor se fuera, pero prefería quedarse en la seguridad de su oasis que seguir a Amor y arriesgarse a lo que en su compañía pudiera suceder. Hasta entonces Miedo no sabía de la existencia de más presencias por aquella zona, hasta que un día, empezó a echar mucho de menos a Amor. La recordaba constantemente, e incluso lamentaba no haberse ido con ella, pensaba que tal vez la habría perdido. Miedo no tenía ganas de hacer nada, pasaba mucho tiempo tumbado y a veces lloraba. Fue entonces cuando apareció una nueva compañía por allí, se llamaba Tristeza.

Al principio a Miedo le gustó que Tristeza estuviera por allí, porque al menos no estaba solo, pero pronto se dio cuenta que por un tiempo su compañía estaba bien, pero que no le gustaba que se quedara demasiado. Entonces, empezó a quejarse. Decía que Amor había hecho mal marchándose y dejándole allí solo, que aquello no había estado bien y que Tristeza le resultaba molesta. Fue entonces cuando apareció por allí otra presencia, esta se llamaba Enfado. Al principio a Miedo también le gustó que estuviera por allí, Enfado tenía mucha energía, le hacía moverse e incluso verse con dominio y poderoso, pero al poco tiempo Miedo se encontraba agotado. El oasis empezó a ser un lugar menos mágico, la vegetación se empezaba a marchitar, ya no había tanta agua e incluso el sol parecía brillar menos. Miedo, Tristeza y Enfado tenían muchos conflictos entre ellos, y se sentían tremendamente confundidos viviendo todos en el mismo oasis.

Un día Amor volvió, quería volver a ver a Miedo y saber cómo se encontraba. Tenía tantas ganas de contarle todo lo que había conocido, y hasta donde había llegado. Cómo en todas partes le habían recibido con los brazos abiertos, quería contarle que en realidad todo el mundo era un oasis, y podía tener todo lo que necesitan aun fuera de allí. Y que el mundo de fuera no estaba lleno de peligros como creía Miedo. Pero al llegar al oasis, Amor encontró que no estaba como lo había dejado, las plantas estaban marchitas, el sol no brillaba como antes, se había convertido en un lugar oscuro y seco. Allí encontró a Miedo, muy desmejorado y discutiendo con Enfado y Tristeza. Al ver a Amor se le iluminó la cara, y se fundieron en un gran abrazo que devolvió la luz al oasis y a Miedo, y sin saber cómo no volvieron a ver por allí ni a Tristeza ni a Enfado, y Miedo se encontraba perfectamente en compañía de Amor. Desde entonces cuentan que en esta vida solo hay dos emociones básicas, el amor y el miedo, y que el miedo crece con la falta de amor.

Las personas continúan haciendo muchas de las cosas en su día a día buscando a amor; y conocieron a Miedo cuando pensaban que no volverían a encontrar a Amor. En la vida como en el oasis, tenemos todo lo que necesitamos, el sol, las plantas el agua el aire, y a Amor.”


Las historias no se repiten salvo que tú lo CREAS, entonces te determinará y vivirás prisionero de tus viejos anclajes, y no te permitirás vivir. Como todo en la vida, es una elección.

ACCIÓN

Elige una situación que evites, probablemente lo que evites sea más bien de dolor emocional. Imagínate el dolor que sentirías. Después olvida la situación y concéntrate en el dolor mismo. Penetra en el dolor hasta fundirte en él, sentirás que el dolor te libera y te sientes impulsado. El dolor se ha convertido en energía que abre ante ti posibilidades infinitas.

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El Life Coaching es un proceso artístico, porque el coach es un artista que te lleva:

Elevar el nivel de consciencia.
Tomar decisiones.
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En primer lugar el coach te ayuda a tener claro qué quieres, por qué es importante para ti, para qué, cuáles son las opciones que tienes y cómo identificar y utilizar tus fortalezas y habilidades para conseguir tus objetivos.

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Maryam Varela: la Nº 1 en Coaching
(Nombrada por la LCA)


 
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