Día 16: Friendship (amistad)

El diario de Maryam: 'Lo que no tengo a quien contar'

25 de agosto de 2016

Día 16: Friendship (amistad)

De regreso a casa, doy valor a los metros cuadrados, a mis cosas aunque no soy una mujer de grandes apegos, al cuidado de Lucía y mi portero que en Madrid me hacen sentirme en casa. Y por supuestísimo a aquellos amigos que sé que siempre están ahí y que tanto quiero.

Echo de menos a Isa, mi compañera de viaje en estos tiempos; antes fue María José, mi adorable amiga, a la que tanto quiero y con la que todavía tengo el gusto de viajar, un mínimo tres noches al año, quisiera que fuera más, pero ella es feliz junto a Daniel. Yo soy feliz de verles tan felices. Les adoro.

A lo que iba, con Isa los viajes también son fáciles. Nos complementamos muy bien, ella es tierra y yo agua; ella es orden y yo caos, la mezcla pese a resultar muy opuesta, funciona, da un resultado óptimo; pues cada una resuelve circunstancias diferentes. Eso hace los viajes aún más interesantes.

Además, nos cuidamos mucho, en todos los sentidos. Nos protegemos mutuamente, somos la una para la otra, ya que eso es lo que tenemos en estos mundos lejanos. Tenemos gustos muy afines y cada vez somos más cómplices. En un pequeño cubículo podemos las dos sentirnos a gusto y montar nuestro espacio sin necesitar nada ni nadie más. Nos respetamos mucho. Los viajes juntas son dulces y muy agradables.

Gracias Isa por estar siempre ahí.

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Día 15: Desayuno en Milán y striptease en la estación

El diario de Maryam: 'Lo que no tengo a quien contar'

24 de agosto de 2016

Día 15: Desayuno en Milán y striptease en la estación

Preciso reencuentro con Marco, pese a llevar dos años sin vernos, parecía que había sido ayer. Nos llevó a cenar al 10 Corso Como, un precioso restaurante tienda, propiedad de la directora de Vogue Italia que nos encantó. Como me gusta tener amigos en cada puerto. Es algo tan especial.

Dormimos unas horitas y por la mañana nos fuimos a coger el tren para el aeropuerto. Llevaba una falda larga que se enrollo con la escalera mecánica. Sabía que era peligroso. Tiré de ella en vano así que, sin dudarlo allí mismo, ante todos me la quite, y seguí bajando.

Corriendo me fui a un banco, así en braguitas y le pedí a Isa que me sacara un pantalón de la maleta. Todo bajo los efectos de un ataque de risa. Parecíamos dos locas en apuros, si llega a ser de noche lo achacarían a una borrachera. Cuando la situación estaba controlada, una italiana que había sido espectadora me dijo: “ha estado fantástico” Tenía razón hubiera sido un fantástico sketch para vídeos de primera.

Y como en este mundo siempre hay gente buena dispuesta a ayudar, luego vino un indio y me dio la falda que había podido sacar a base de tirar.

Y ahora ya estamos en casa… Welcome home.

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El diccionario de las emociones para la inteligencia emocional

17 de julio de 2016

El diccionario de las emociones para la inteligencia emocional

El reconocimiento subjetivo de las diferentes emociones y sentimientos es uno de los primero pasos para iniciar un programa de inteligencia emocional.

Como componente de la inteligencia emocional se propone el autoconocimiento, y para ellos es muy necesario disponer de un glosario.

Aburrimiento: sentimiento ante algo repetitivo o sin interés, o la falta de ocupaciones o de estímulos agradables, provoca un sentimiento negativo, acompañado de una sensación de alargamiento del tiempo, de pasividad o de una difusa actividad.

Ansiedad: sentimientos negativos ante pensamientos recurrentes de temor o amenaza, acompañados de deseo de huida, fumar o comer mucho, ir de un sitio a otro, tensión muscular, sensación de ahogo, dolores de cabeza.

Animo: provoca un sentimiento positivo de energía e interés, acompañado de impulso a la actividad y resistencia.

Ansia: deseo intenso acompañado de vehemencia, miedo o apresuramiento.

Afán: deseo acompañado de esfuerzo por realizarlo.

Asco: un sentimiento negativo, físico o psíquico. Ante una persona o cosa repugnante, con deseo de alejar, rechazar, distanciar, etc.

Alivio: la presencia de algo o alguien modera y/o elimina una situación desagradable, disminuyendo el malestar y aumentando la tranquilidad.

Audacia: valentía al límite, exponiéndose a peligros probables. El extremo de la audacia seria la temeridad.

Amor: bien difícil de definir. Es deseo, es agrado, es responsabilidad, es sentir que esa persona pertenece a mi mundo, a mi vida. Sus tres grandes prototipos son: el maternal, el crotico y la amistad; sentimiento profundo e inefable de preocupación cariñosa por otra persona, animal o cosa. Incluso está limitada concepción del amor, no obstante, abarca una gran cantidad de sentimientos diferentes, desde el deseo pasional y de intimidad del amor romántico hasta la proximidad emocional asexual del amor familiar.

Amistad: darnos cuenta de las cualidades de una persona provoca un sentimiento positivo, que nos lleva, que nos lleva a desear su compañía, comunicarnos con ella y desear su bien.

Admiración: la percepción de algo extraordinario provoca un sentimiento positivo, duradero, que atrae la atención y va acompañado de sentimientos de aprecio.

Alegría: el cumplimiento de nuestras expectativas, deseos y proyectos provoca un sentimiento positivo, acompañado de impresión de ligereza, y de ensanchamiento del ánimo.

Altruismo: conducta intencional y voluntaria que beneficia a otro sin tener en cuenta posibles premios o castigos como consecuencia de la conducta.

Auto desprecio: la evaluación negativa sobre uno mismo provoca un sentimiento negativo, de rechazo, enojo u odio contra uno mismo.

Antojo: deseo repentino e injustificado. Se atribuye especialmente a las mujeres embarazadas.

Angustia: a veces se usa como “ansiedad”, pero suele ser una ansiedad más aguda unida a miedo y a sensación fuerte de ahogo.

Autoestima: sentimiento positivo, derivado de una evaluación positiva de sí mismo, aun reconociendo los propias defectos. Esta cercana a seguridad.

Capricho: deseo efímero o irracional.

Coacción: la influencia de una persona, de una norma o de una costumbre incita a una acción o impide dejar de realizarla. Puede ir acompañado de anticipación del malestar o del perjuicio que la resistencia a la coacción produciría.

Confusión: la falta de claridad, de precisión en las ideas o en las normas, o a la excesiva rapidez en los cambios provoca un sentimiento negativo de falta de seguridad.

Confianza: la creencia en la previsibilidad del comportamiento propio o ajeno provoca un sentimiento positivo, que anticipa un futuro carente de amenazas.

Compasión: el mal ajeno provoca un sentimiento negativo, que es compensada con simpatía por el que sufre.

Culpabilidad: es como una interiorización de la vergüenza; es vergüenza ante sí mismo. Su extremo bueno es la responsabilidad (responder de lo que uno ha hecho mal) y su extremo malo, el remordimiento (sentirse mal, una y otra vez, por lo hecho, sin buscar solución positiva).

Celos: temor de que otro nos prive del amor de la persona querida.

Cercanía: sentimiento positivo que se despierta en aquellos que tratan a una persona humilde y sencilla, que no pone barreras, que se abre a la amistad y a la confianza.

Cariño: las cualidades de una persona como su belleza, gracia o simpatía, provocan sentimiento de afecto y ganas de manifestárselo, es estable y duradero, no una atracción violenta y pasajera.

Deseo: la percepción o anticipación de algo bueno o atrayente, o la conciencia de una necesidad o carencia, provoca una tendencia hacia algo, acompañada de insatisfacción y desasosiego.

Desanimo: sentimiento negativo de falta de energía, interés o vitalidad, acompañado de pasividad y de incapacidad para el esfuerzo.

Debilidad: sentimiento negativo de falta de potencia o energía, acompañado por un deseo de descansar.

Desgana: falta de apetencias o deseos.

Decepción: la percepción de un suceso que contraria las expectativas, provoca un sentimiento negativo, al constatar que los deseos y proyectos no van a cumplirse.

Desesperanza: la creencia de que algo que deseamos no sucederá provoca un sentimiento negativo.

Desengaño: perder la fe o la confianza en algo o en alguien en quien injustificadamente se había creído.

Desesperación: aflicción intensa por la pérdida total de la esperanza ya cumplida definitivamente.

Desconfianza: la falta de seguridad en el comportamiento de algo o de alguien provoca un sentimiento negativo de miedo, falta de firmeza o inseguridad ante un futuro imprevisible.

Desamparo: la falta de compañía, impide la realización de nuestros deseos y provoca un sentimiento intensamente negativo de pérdida y desesperanza. El sujeto echa en falta, con resignación, amargura u odio, la acción ajena que eliminaría el sufrimiento.

Desconsuelo: sentimiento de suave pena al no poder gozar de algo agradable, de lo que tal vez otros ya gozan. También tiene el sentido negativo de no encontrar alivio para su pena.

Desilusión: perdida de la ilusión al ver que lo bueno que esperábamos ya cercano, se desvanece.

Desmotivación: pasividad ante estímulos; tendencia a “no moverse”, por desinterés o por considerar excesivo esfuerzo.

Desprecio: la percepción de algo o de alguien sin méritos ni interés y además opuesto a nuestros valores, provoca en nosotros una actitud de alejamiento y rechazo, pero sin deseo de hacerle daño.

Euforia: provoca un sentimiento positivo de bienestar y energía expansiva.

Expectación: sentimiento de espera intensa, acompañada de interés, curiosidad, deseo o ilusión.

Éxtasis: sentimiento de admiración o alegría y ajena a todo lo que no es objeto de esos sentimientos (se pierde la sensación de tiempo y espacio).

Esperanza: sentimiento agradable provocado por la anticipación de algo que deseamos y que se presenta como posible.

Enfado: la percepción de un obstáculo, ofensa o molestia leve, pasajero y/o injustificado provoca un sentimiento negativo de irritación y un movimiento contra el culpable.

Envidia: sentimiento de rabia, malestar o tristeza, ante el bien de otra persona, deseando que pierda ese bien.

Envidia (buena): sentimiento de alegría y deseo por el bien de otra persona.

Entusiasmo: alegría que impulsa a la acción, fogosidad de ánimo excitado por algo que lo cautiva.

Empatía: un estado afectivo que brota de la aprehensión del estado emocional del otro y que es congruente con él.

Furia: sentimiento ante un obstáculo, ofensa o amenaza que dificultan el desarrollo de la acción, o la consecución de los deseos, provoca un sentimiento negativo de irritación intensa, acompañado de un movimiento contra el culpable. Con pérdida de control, emparenta con la locura y, con agresividad manifiesta y deseo de la destrucción o daño del causante.

Fobia: un objeto o una situación provocan un sentimiento negativo, una aversión intensa, incontrolable e irracional, que conduce necesariamente a conductas de evitación. Puede ir acompañado de ataques de ansiedad.

Fracaso: la percepción de no haber conseguido un resultado satisfactorio en algo emprendido, provoca un sentimiento negativo al constatar que sus deseos y proyectos no van a cumplirse.

Felicidad: el cumplimiento de nuestros deseos y proyectos provoca un sentimiento positivo, intenso y duradero, que se experimenta como plenitud porque no se echa en falta ninguna cosa.

Gratitud: es el reconocimiento hacia la acción realizada por otra persona, la cual nos ha beneficiado y estamos dispuesto a hacérselo saber.

Horror: la percepción de algo que sobrepasa la posibilidad de control, sea peligroso o no, provoca un sentimiento negativo, acompañado de incapacidad de reaccionar.

Humildad: no creerse superior a nadie al ver lo bueno que hay en los otros.

Intranquilidad: la percepción de un suceso que altera la normalidad, o una situación física o psíquica conocida o desconocida, provoca un sentimiento negativo, que impide el descanso, determina la atención e impulsa al movimiento.

Indiferencia: perdida del amor y aprecio con que antes se le correspondía a alguien; o no sentirse afectado por comentarios y opiniones.

Interés: sentimiento de Estar intensamente sumergido y centrado en algo.

Impaciencia: la tardanza en suceder algo que se desea produce un sentimiento negativo, de irritación, que impide el descanso e impulsa al movimiento.

Inferioridad: la percepción desfavorable de la propia imagen, al compararla con la imagen de los otros o del propio ideal, provoca un sentimiento negativo, acompañado de sentimientos de debilidad o impotencia.

Ira: la percepción de un obstáculo, una ofensa o una amenaza que dificultan el desarrollo de la acción o la consecución de los deseos, provoca un sentimiento negativo de irritación, acompañado de un movimiento contra el causante, y el deseo de apartarlo o destruirlo.

Júbilo: el cumplimiento de un deseo provoca un sentimiento positivo, comunicativo y expansivo, que va acompañado de demostraciones externas.

Malevolencia: sentimiento de desprecio y perjuicio hacia otras personas, de destrucción, de maldad, de crueldad física o psicológica incluso.

Melancolía: una causa desconocida, o una predisposición caracterológica, provocan un sentimiento levemente negativo, acompañado de pasividad, deseos de aislamiento y, con frecuencia, de languidez y ensoñaciones.

Miedo: la percepción de un peligro o la anticipación de un mal posible provoca un sentimiento desagradable, acompañado de deseos de huida.

Nerviosismo: intranquilidad difusa y prolongada, con repercusión fisiológica en el sistema nervioso (sobreexcitación del sistema simpático).

Nostalgia: la lejanía de los seres y lugares queridos provoca un sentimiento negativo acompañado de deseos de regresar junto a ellos.

Odio: la percepción de algo o alguien que nos desagrada, que no se adapta a lo que desearíamos, provoca un sentimiento negativo de aversión e irritación prolongada, que termina en deseo de alejamiento o de aniquilarlo.

Orgullo (bueno): la conciencia de la propia dignidad provoca un sentimiento positivo de satisfacción y respeto hacia uno mismo.

Orgullo (malo): cuando la conciencia de lo que uno vale va acompañado de altivez y desprecio hacia los demás.

Optimismo: buen ánimo para sobreponerse a las dificultades vencibles.

Pasmo: la percepción de algo nuevo y extraño, que atrae y absorbe la atención de forma excesiva, provoca un sentimiento, que puede ser positivo o negativo, y que paraliza la capacidad de reacción.

Pánico: terror súbito y sin fundamento.

Resignación: la pérdida del objeto de nuestros deseos o proyectos, o cualquier experiencia dolorosa que aceptamos negándonos a luchar para evitarla, provoca un sentimiento negativo, frecuentemente acompañado de calma y desesperanza.

Rencor: la percepción de un obstáculo, ofensa o amenaza que dificultan el desarrollo de la acción o la consecución de los deseos, provoca un sentimiento negativo, duradero y contenido, de irritación intensa, acompañado de un movimiento contra el causante, una aversión a todo lo que se relaciona con él, y el deseo de su daño y destrucción.

Remordimiento: el recuerdo de una mala acción o de un daño causado provoca un sentimiento negativo de malestar y pesar.

Respeto: sentimiento positivo surgido de darnos cuenta de los valores de otros, que nos hace sentir hacia él cierta veneración y una sumisión no forzada.

Seguridad: la conciencia del propio saber, del propio poder o la esperanza en el futuro provoca un sentimiento positivo, exento de inquietud.

Sencillez: es la humildad llevada al trato, directo y sin complicaciones, con los demás, evitando todo lo que sea darse importancia a sí mismo.

Serenidad: sentimiento positivo, causado por la conciencia de tener controlados los pensamientos y sentimientos desagradables y por saber gozar de momentos y sensaciones desagradables.

Soberbia: es como el orgullo malo, pero exagerado, con desprecio total hacia otros y con deseo de ser alabado.

Susto: la percepción de algo imprevisto o que aparece bruscamente provoca un sentimiento negativo, intenso y breve, acompañado de incapacidad de reaccionar.

Sorpresa: la percepción de algo nuevo, extraño, o de algo que aparece súbitamente provoca un sentimiento –que puede ser positivo o negativo- breve, que concentra la atención sobre lo percibido.

Sobresalto: alteración producida por el ánimo en un suceso brusco, se acerca un poco al miedo, al susto.

Sorpresa: la percepción de algo nuevo o extraño, provoca un sentimiento negativo o positivo.

Solidaridad: sentirse “uno sola cosa” con el que está sufriendo algún ataque a sus valores (vida, dignidad), lleva a la acción y se manifiesta en la práctica de la justicia.

Superioridad: sentimiento de seguridad. Al compararse con otros y pensar que uno es por encima de ellos. Aunque sin despreciarlos.

Satisfacción: el cumplimiento de un deseo provoca un sentimiento positivo, acompañado de sosiego.

Simpatía: es una respuesta emocional surgida del estado emocional de otro, y que no es idéntica a la emoción del otro, pero que consiste en sentimientos de pena o preocupación por otro.

Temor: se entiende como un sentimiento un poco más suave que el miedo; se expresa ante posibilidades abiertas que ya han sucedido, ejemplo: temo que haya muerto (luego de ocurrir un accidente).

Tranquilidad: la conciencia de estar libre de alteraciones, problemas, turbación, inseguridad o deseo; provoca un sentimiento agradable, exento de agitación.

Tristeza: una pérdida, una desgracia, una contrariedad, que hacen imposible la realización de mis deseos o proyectos, provocan un sentimiento negativo, acompañado de deseos de alejarse, de aislamiento y pasividad.

Valentía: cualidad del ánimo que, conociendo las dificultades (de lo contrario sería imprudencia), desprecia el miedo y actúa con energía.

Vergüenza: sentimiento negativo acompañado de deseo de esconderse ante la posibilidad(o el hecho) de que los demás vean alguna falta, carencia o mala acción nuestra, o de algo que debería permanecer oculto.

Venganza: sentimiento aplazado de ira, odio, crueldad buscando asaltar contra el sujeto que anteriormente nos agredió físico, psicológico o social.

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Con el tiempo aprendí

13 de abril de 2015

Con el tiempo aprendí la sutil diferencia que hay entre tomar la mano de alguien y encadenar un alma.

Con el tiempo aprendí que el amor no significa apoyarse en alguien y que la compañía no significa seguridad.

Con el tiempo…empecé a entender que los besos no son contratos, ni los regalos promesas.

Con el tiempo aprendí que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

Con el tiempo…te das cuenta de que casarse solo porque “ya urge” es una clara advertencia de que tu matrimonio será un fracaso.

Con el tiempo comprendí que solo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.

Con el tiempo te das cuenta de que si estas al lado de esa persona solo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.

Con el tiempo te das cuenta de que los amigos verdaderos valen mucho más que cualquier cantidad de dinero.

Con el tiempo entendí que los verdaderos amigos se cuentan con los dedos de la mano, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado solo de amistades falsas.

Con el tiempo aprendí que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.

Con el tiempo aprendí que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es solo de almas grandes…

Con el tiempo comprendí que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.

Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.

Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona, es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados al cuadrado.

Con el tiempo aprendía construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana, es demasiado incierto para hacer planes.

Con el tiempo comprendí que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añoraras terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.

Con el tiempo aprendí que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo…. ante una tumba…, ya no tiene ningún sentido…

Pero desafortunadamente…esto solo lo entendemos con el tiempo.

Jorge Luis Borges

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Decidí y aprendí

29 de marzo de 2015

Decidí y aprendí

Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar… decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas, decidí ver cada problema como la oportunidad de  encontrar una solución, decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis, decidí ver cada noche como un misterio a resolver, decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser  feliz.

Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que  mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos. Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar, descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui. Me dejó de importar quién ganara o perdiera; ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.

Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir. Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien “Amigo”.

Descubrí que el amor es más que un simple estado de  enamoramiento, “el amor es una filosofía de vida”. Aquel día dejé de  ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente; aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás.

Aquel día decidí cambiar tantas cosas… Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad. Desde aquel día ya no duermo para descansar… ahora simplemente duermo para soñar.

Walt Disney.

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¿Echar de menos?

4 de noviembre de 2014

¿Echar de menos?

No se sí echo o no echo de menos, pues cuando alguien está conmigo está conmigo siempre y se queda conmigo toda la vida. En lo que llevó andado nunca he podido sacar a nadie de mi corazón, tampoco he querido; quizás a algunos les he visto menos, con otros se rompió la magia inicial con el transcurrir de los años, las relaciones se han podido transformar pero no finalizar.

En si el verbo “echar” me produce rechazo y me inclina a esa melancolía de la que tanto huyo. Es cierto que tengo memorias preciosas en mi retina, recuerdos que ya pertenecen al pasado porque lo único que hoy tengo es El HOY, mi momento presente.

Sí miro al pasado puedo ver lo que he vivido y los infinitos caminos que he transitado, ya no están aquí. Han pasado con toda su belleza, sus penas y sus alegrías.

Pensar en los reencuentros, en futuro, me impide vivir el hoy y si algo NO quiero en mi vida es que ésta consista en una secuencia de echarse de menos.

Entonces, ¿echo o no echo de menos? Ahora lo tengo más claro: NO, pues las personas que están en mi corazón viajan y transitan conmigo, pese a no estar físicamente presentes (eso si lo echo en falta) si lo están en mi esencia cada minuto, porque cuando quieres a alguien quieres todo el tiempo, no sólo cuando estás a su lado.

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Lo que he aprendido en la vida – Paulo Coelho

20 de julio de 2014

Lo que he aprendido en la vida

He aprendido que no puedo hacer que alguien me ame; solo convertirme en alguien a quien se pueda amar, el resto ya depende de los otros.

He aprendido que por mucho que me preocupe por los demás, muchos de ellos no se preocuparán por mí.

He aprendido que puede requerir años para construir la confianza y únicamente segundos para destruirla.

He aprendido que lo que verdaderamente cuenta en la vida, no son las cosas que tengo alrededor sino las personas que tengo alrededor.

He aprendido que lo más importante no es lo que me sucede sino cómo lo interpreto y lo que hago al respecto.

He aprendido que hay cosas que puedo hacer en un instante que ocasionan dolor durante toda la vida.

He aprendido que es importante practicar para convertirme en la persona que yo quiero ser.

He aprendido que es muchísimo más fácil reaccionar que pensar, y más satisfactorio pensar que reaccionar.

He aprendido que siempre debo despedirme de las personas que amo con palabras amorosas; podría ser la última vez que los veo.

He aprendido que puedo llegar mucho más lejos de lo que imaginé posible.

He aprendido que soy responsable de lo que hago, cualquiera que sea el sentimiento que tenga.

He aprendido que o controlo mis actitudes o ellas me controlarán a mí.

He aprendido que aprender a perdonar requiere mucha práctica.

He aprendido que por bueno que sea el buen amigo, tarde o temprano me voy a sentir lastimado por él y debo saber perdonarlo por ello.

He aprendido que no siempre es suficiente ser perdonado por los otros; a veces tengo que perdonarme a mí mismo.

He aprendido que por más apasionada que sea una relación en un principio, la pasión se desvanece y algo más debe tomar su lugar.

He aprendido que con los amigos podemos hacer cualquier cosa, o no hacer nada, y tener el mejor de los momentos.

He aprendido que simplemente porque alguien no me ama de la manera que yo quisiera, no significa que no me ama a su manera.

He aprendido que la madurez tiene más que ver con las experiencia que he tenido y aquello que he aprendido de ellas, que con el número de años cumplidos.

He aprendido que la verdadera amistad y el verdadero amor continúan creciendo a pesar de las distancias.

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El cerebro después de los 50

21 de septiembre de 2013

El Dr. Juan Hitzig es autor del libro “Cincuenta y tantos” Cuerpo y mente en forma aunque el tiempo siga pasando. En la página de Gerontología de la Universidad Maimónides se lee:

No hay duda de que el ser humano vive cada vez más. ¿Cómo hacer para que esta longevidad no sea una acumulación de dolencias y enfermedades, sino una etapa vital, plena de experiencias y desarrollo personal?

Las ideas centrales de este libro se basan en investigaciones que demuestran que alrededor de los cincuenta años se encuentra el Punto de Inflexión Biológica que define en qué forma envejeceremos. Profesor de la Universidad Maimónides y reconocido gerontólogo dedicado a estudiar las causas de la longevidad saludable sostiene con humor que:

“El cerebro es un ‘músculo’ fácil de engañar; si sonríes cree que estás contento y te hace sentir mejor”.

Explica que el pensamiento es un evento energético que transcurre en una realidad intangible pero que rápidamente se transforma en emoción (del griego emotion, movimiento), un movimiento de neuroquímica y hormonas que cuando es negativo hace colapsar a nuestro organismo físico en forma de malestar, enfermedades e incluso de muerte. Con los años, el Dr. Hitzig ha desarrollado un alfabeto emocional que conviene memorizar.

Las conductas con R:

– Resentimiento
– Rabia
– Reproche
– Rencor
– Rechazo
– Resistencia
– Represión…

Son generadoras de cortisol, una potente hormona del estrés, cuya presencia prolongada en sangre es letal para las células arteriales ya que aumenta el riesgo de adquirir enfermedades cardio-cerebro-vasculares.

Las conductas R generan actitudes D:

– Depresión
– Desánimo
– Desesperación
– Desolación

En cambio, las conductas con S:

– Serenidad
– Silencio
– Sabiduría
– Sabor
– Sexo
– Sueño
– Sonrisa
– Sociabilidad
– Seducción…

Son motorizadoras de Serotonina, una hormona generadora de tranquilidad que mejora la calidad de vida, aleja la enfermedad y retarda la velocidad del envejecimiento celular.

Las conductas S generan actitudes A:

– Animo
– Aprecio
– Amor
– Amistad
– Acercamiento

Fíjate que así nos enteramos de que lo que siempre se llamó “hacerse mala sangre” no es más que un exceso de cortisol y una falta de serotonina en la sangre.

Algunas reflexiones más del Dr. Hitzig:

Presta atención a tus PENSAMIENTOS pues se harán PALABRAS.

Presta atención a tus PALABRAS pues se harán ACTITUDES.

Presta atención a tus ACTITUDES porque se harán CONDUCTAS.

Presta atención a tus CONDUCTAS porque se harán CARÁCTER.

Presta atención a tu CARÁCTER porque se hará BIOLOGÍA.

Practiquemos.

Hace muchos años el poeta Rabindranath Tagore decía: “Si tiene remedio, ¿de qué te quejas? Y si no tiene remedio, ¿de qué te quejas?”.

Podría servirnos para aprender a dejar las quejas y los pensamientos negativos de lado y buscar en cada situación el aspecto positivo ya que hasta la peor de ellas lo tiene. De esa forma nos inundaría la SEROTONINA con todas sus eses, la sonrisa se nos grabaría en las mejillas y todo ello nos ayudaría a vivir mucho mejor ese montón de años que la ciencia nos ha agregado. Porque, olvidaba escribirlo, el Dr. Hitzig ha comprobado con sus investigaciones que quienes envejecen bien son las personas ACTIVAS, SOCIABLES Y SONRIENTES.

No las rezongonas, malhumoradas y avinagradas (que nadie quiere tener cerca).

Empecemos hoy practicando las eses frente al espejo para mejorar nuestro humor y cuidar nuestra salud. ¿Estás de acuerdo con el alfabeto emocional? ¿Qué abunda más en tu vida, R o S?

Suena lógico, ¿verdad?

Finalmente todo es cuestión de actitud.

¡Menos “R” y más “S”!

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El cerebro después de los cincuenta

14 de septiembre de 2012

El Dr. Juan Hitzig es autor del libro “Cincuenta y tantos” Cuerpo y mente en forma aunque el tiempo siga pasando. En la página de Gerontología de la Universidad Maimónides se lee: No hay duda de que el ser humano vive cada vez más.

¿Cómo hacer para que esta longevidad no sea una acumulación de dolencias y enfermedades, sino una etapa vital, plena de experiencias y desarrollo personal?

Las ideas centrales de este libro se basan en investigaciones que demuestran que alrededor de los cincuenta años se encuentra el Punto de Inflexión Biológica que define en qué forma envejeceremos. Profesor de la Universidad Maimónides y reconocido gerontólogo dedicado a estudiar las causas de la longevidad saludable sostiene con humor que:

“El cerebro es un ‘músculo’ fácil de engañar; si sonríes cree que estás contenta y te hace sentir mejor”.

Explica que el pensamiento es un evento energético que transcurre en una realidad intangible pero que rápidamente se transforma en emoción (del griego emotion, movimiento), un movimiento de neuroquímica y hormonas que cuando es negativo hace colapsar a nuestro organismo físico en forma de malestar, enfermedades e incluso de muerte. Con los años, el Dr. Hitzig ha desarrollado un alfabeto emocional que conviene memorizar.

Las conductas con R:

Resentimiento, Rabia, Reproche, Rencor, Rechazo, Resistencia, Represión…

Son generadoras de cortisol, una potente hormona del estrés, cuya presencia prolongada en sangre es letal para las células arteriales ya que aumenta el riesgo de adquirir enfermedades cardio-cerebro-vasculares.

Las conductas R generan actitudes D:

Depresión, Desánimo, Desesperación, Desolación.

En cambio, las conductas con S:

Serenidad, Silencio, Sabiduría, Sabor, Sexo, Sueño, Sonrisa, Sociabilidad, Sedación.

Son motorizadoras de Serotonina, una hormona generadora de tranquilidad que mejora la calidad de vida, aleja la enfermedad y retarda la velocidad del envejecimiento celular.

Las conductas S generan actitudes A:

Animo, Aprecio, Amor, Amistad, Acercamiento.

Fíjate que así nos enteramos de que lo que siempre se llamó “hacerse mala sangre” no es más que un exceso de cortisol y una falta de serotonina en la sangre.

Algunas reflexiones más del Dr. Hitzig:

Presta atención a tus PENSAMIENTOS pues se harán PALABRAS.

Presta atención a tus PALABRAS pues se harán ACTITUDES.

Presta atención a tus ACTITUDES porque se harán CONDUCTAS.

Presta atención a tus CONDUCTAS porque se harán CARACTER.

Presta atención a tu CARACTER porque se hará BIOLOGIA.

Practiquemos

Hace muchos años el poeta Rabindranath Tagore decía: “Si tiene remedio, ¿de qué te quejas? Y si no tiene remedio, ¿de qué te quejas?” Podría servirnos para aprender a dejar las quejas y los pensamientos negativos de lado y buscar en cada situación el aspecto positivo ya que hasta la peor de ellas lo tiene. De esa forma nos inundaría la SEROTONINA con todas sus eses, la sonrisa se nos grabaría en las mejillas y todo ello nos ayudaría a vivir mucho mejor ese montón de años que la ciencia nos ha agregado.

Porque, olvidaba escribirlo, el Dr. Hitzig ha comprobado con sus investigaciones que quienes envejecen bien son las personas ACTIVAS, SOCIABLES Y SONRIENTES.

No las rezongonas, malhumoradas y avinagradas (que nadie quiere tener cerca).

Empecemos hoy practicando las eses frente al espejo para mejorar nuestro humor y cuidar nuestra salud. ¿Estás de acuerdo con el alfabeto emocional? ¿Qué abunda más en tu vida, R o S?

Suena lógico ¿verdad? Finalmente todo es cuestión de actitud.

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¡Qué tal si desatascamos nuestra vida!

23 de noviembre de 2009

El sábado estuve viendo un escaparate de la tienda Natura de Fuencarral en Madrid: estaba llena de desatascadores de esos de ventosa unidos a un palo de madera con una inscripción que decía “DESATASCA TU VIDA”.

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