Despedida de Erdem, rumbo a la Costa Turquesa
El diario de Maryam: 'Lo que no tengo a quien contar'
31 de agosto de 2021Nos costó decir adiós a aquel lugar de ensueño, con olor a lavanda y un jardín de buganvillas tan al gusto Mediterráneo. Tocaba bajar al sur e impregnarnos de aguas cristalinas entre rocas calizas.
Tomamos un autobús durante 5 horas, al irrisorio precio de 10 euros cada una. Es una excelente forma de viajar por el país, están súper bien organizados y con una estaciones que ya nos gustaría tener en muchos lugares de España, por su limpieza y modernidad.
En nuestra mente habíamos imaginado un viaje en el que contemplar toda la costa, pero lo que más vimos fueron montañas de pinos. Primero paramos en Fethiye y luego en Kas nuestro destino.
En este paso las expectativas de un puerto de pescadores lleno de callejuelas empedradas y casitas bajas adornadas de vegetación, resultó ser un pueblo repleto de souvenirs, restaurantes con fotos de colores, puestos de helados por doquier, gente a más no poder, turismo súper guiri, y para colmo un hotel tipo albergue con camas para liliputienses, que, pese a nuestro tamaño, tampoco eran aptas para nosotras. Y del calor ni hablamos, Kas está en valle rodeado de montañas y no se podía casi respirar.
El plan inicial era quedarnos allí 4 días como campamento base para recorrer la Costa, pero visto lo visto, había que resolver, que siempre es más inteligente que amargarse.
Soltamos bártulos y entre vino y vino, decidimos que al día siguiente nos íbamos, aunque tuviéramos una reserva sin cancelación para 4 días. El presupuesto iba en superávit, así que nos lo podíamos permitir.
La pobre Isa, no sabía ni para donde mirar entre tanto cutre, estaba claro que por allí no iba a aparecer ningún Sercan, al menos cenamos un restaurante muy agradable y nos reímos muchísimo.